El primer productor de vino orgánico de la Argentina, además de ofrecer productos sustentables, participa ahora de esta alianza global.

Un maridaje entre la agricultura, la seguridad alimentaria y el cambio climático. Eso busca la Iniciativa de Avinea 4 por 1000, a la que acaba de sumarse el primer productor de vino orgánico de Argentina, Grupo Avinea.

La Iniciativa Internacional de Avinea 4 por 1000 fue lanzada por Francia el 1 de diciembre de 2015 en la COP21 y consiste en agrupar a todos los actores voluntarios de los sectores público y privado (Estados, autoridades locales, empresas, organizaciones profesionales, ONG, centros de investigación, etc.) en el marco del Plan de Acción Lima-París, que combate el cambio climático. Y es a esa alianza a la que se suma Avinea.

“Buscamos liderar la vitivinicultura argentina de manera sustentable, respetando nuestro entorno y desarrollando marcas de alto valor percibido, comercializadas nacional e internacionalmente, guiados por la innovación y centrados en el consumidor, y ofreciendo un porfolio amplio de productos con atributos sustentables”, comenta Andrés Valero, Líder de Sustentabilidad de Grupo Avinea , sobre la Iniciativa Internacional de Avinea 4 por 1000.

La empresa productora de vino orgánico es miembro fundador de Sustainable Wine Roundtable (SWR), una organización de firmas vitivinícolas preocupadas por el ambiente y la seguridad alimentaria. 

“El suelo juega un rol clave para que podamos ser el mayor productor de vino orgánico de la Argentina. Los viñedos fueron desarrollados en función de un mapeo previo de suelo, con el fin de caracterizar sectores dentro de la finca que nos ayudaron a distribuir las variedades en diversas parcelas”, dice, por su parte, Cecilia Acosta, Gerente Agrícola de Bodega Argento, una de las marcas de Avinea. 

El proceso de elaboración un vino orgánico implica mucho trabajo, con estudios de suelo, análisis texturales e indagaciones sobre el estado de salud de las raíces y plantas, entre otros elementos. 

Acosta agrega que “se lleva adelante un manejo agronómico que busca que las raíces del viñedo exploren naturalmente el mayor volumen de suelo posible. A lo largo de todo el ciclo del cultivo se mantienen coberturas (verdes vivas o restos de podas, restos de hojas) que además de tener un rol de fomento de biodiversidad superficial y subterránea permiten conservar vivo al suelo y protegerlo de la erosión”. 

La filosofía de la empresa se plasma en las palabras de Acosta, que asegura: “Consideramos al suelo como un organismo vivo, por lo que tenemos un especial cuidado y respeto. Es por ello que además, durante la vinificación, el equipo enológico busca que cada vino de Grupo Avinea destaque en su perfil sensorial las características del suelo de cada una de las regiones de donde proviene la uva”.

En Argentina, Avinea posee viñedos en Mendoza y en Chubut . En el resto del Hemisferio Sur tiene en Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, siempre guiados por la intención de desarrollar sistemas de riego por goteo, plantas de tratamiento de aguas residuales y embalaje obtenido por reciclado, todo lo cual se enmarca en la Iniciativa Internacional de Avinea 4 por 1000.

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